No hay peor Síndrome del Impostor, que el que vivimos las mamás.

No hay una manera fácil de llevar la maternidad, no hay una manera correcta o incorrecta de ser madre y digan lo que digan, ser mamá se siente como uno de los trabajos más difíciles de la vida y en donde cada día es una nueva aventura y oportunidad para aprender: Pasamos horas leyendo sobre maternidad, crianza, disciplina positiva, comunicación efectiva con adolescentes y cuanta cosa necesitemos para estar mejor preparados, para después darnos cuenta, que esto nunca se acaba, que hay mucho que aprender y que muchas veces es difícil poner en práctica todo lo que dicen los libros, y te desesperas, porque quizá no estás haciendo las cosas bien, ¿en qué estas fallando? ¿y si no estas a la altura de las necesidades de tus hijos? ¿Y las tuyas? ….¿Te suena esta historia? Quizá se trate del impostor que vive por ahí.

El síndrome del impostor es un problema psicológico, en el que te sientes incompetente y dudas de tus habilidades o talentos hasta el punto de que tienes un miedo persistente de que la gente descubra que eres un «fraude” , comúnmente relacionado con el perfeccionismo, con la inseguridad y sobre la incapacidad de aceptar logros como reales y la autocrítica.

¿Cómo está relacionado el síndrome del impostor en la maternidad? El impostor te hará pensar que cualquier logro de crianza es pura suerte y no tiene nada que ver con tu capacidad de ser una «buena madre». Sentiremos en algún punto que somos un fraude, que no tan dedicadas a nuestros hijos, tan inteligentes. Tendremos miedo a la crítica sobre nuestras decisiones, porque muy en el fondo creemos que quizá los que nos juzgan puedan tener razón, y nos llenaremos de dudas, y nos preguntaremos una y otra vez si todos lo que hemos hecho ha sido lo correcto, si somos lo suficientemente buenas, si lo estamos haciendo bien, con nuestras parejas, nuestros hijos, con nosotros mismos…y después casi sin darnos cuenta, nos estaremos ahogando en la culpaesa que nadie invita pero que la impostora trajo con ella. Y Aunque el síndrome del impostor en la maternidad implica mucho más que culpa, también se manifiesta al compararse constantemente con otras madres: crees que de alguna manera si no eres perfecta, si no estás cumplimiento con la autoexigencia, con las “patrones” que ahora tan de moda están en redes sociales, eres una mala madre que está fallando y (aquí vamos de nuevo…), eres un fraude.

Como madres, podemos confiar en nosotras mismas y saber que estamos haciendo todo lo posible. Tenemos que reconocer que no todo será perfecto, que quizá en el camino cometamos muchos errores, pero eso no nos convierte en malas madres, pero también tenemos que abrazarnos a la seguridad de nuestras decisiones, de los días sosegados en que todo sale bien;  ¿Cuántas veces te has sentido con un buen sabor de boca respecto a tu maternidad?, ¿Cuántas veces has sido consiente de no dejar que las críticas o las dudas se cuelen?.

Si estás en medio de un momento difícil como madre, se amable contigo y habla de lo que te sofoca. Necesitamos comenzar a retratar la maternidad como lo que realmente es: lo bueno y lo feo. Necesitamos comenzar a hablar sobre la realidad del agobio materno y los sentimientos negativos que acompañan a la maternidad…porque entre más reales seamos, más solidarias podemos ser. Habla de ello, mide tus logros, identifica qué es lo que estás sintiendo y cuál es su origen, confía en ti, en tus decisiones, en tus instintos, piensa en el valor que das a los demás, a tu familia, reduce tus expectativas, toma riesgos, encuentra tu tribu y por favor no te compares con los demás y si lo necesitas…evita redes sociales y cobíjate en aquellos que en verdad te levantan, en tu red de apoyo: tu pareja corresponsable, en esas amigas con las que te puedes desahogar (o burlar), sobre el agobio que te trae la maternidad, el perfeccionismo y las etiquetas, y por supuesto si lo necesitas en un buen terapeuta con el cual puedan trabajar sobre tus expectativas, tus miedos, tu ansiedad y puedas aclarar todos esas cuestionamientos que vienen a llenar la cabeza de dudas.

No estas sola…es tiempo que dejes que ese impostor se vaya.  No se trata si una es la mejor o la peor madre, se trata de ser la mamá que se es, la mamá que ahorita podemos ser, con todo el “paquete” que vamos cargando, pero también con aquello que queremos soltar y dejar ir, con lo que queremos aprender y volver a construir.

Que no se nos olvide.

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