Convertirse en madre no es tan fácil como parece, no se trata solo de tener un bebé adorable en tus brazos, también es una montaña rusa loca de sentimientos y emociones encontradas, días locos, días chingones, días malos, noches sin dormir, dudas, arrepentimientos, soledad, culpas, abrazos y besos, y amor, mucho amor…y a pesar de todo lo que te sientas preparada, hagas “investigación”, leas o escribas…la maternidad siempre te sorprenderá.
Un día te encuentras embarazada devorando cuanto libro se te aparece y al otro te das cuenta que tu agenda ya no te pertenece, que te convertiste esclava de los horarios y empiezas a hacer un montón de cosas que juraste jamás harías; bailas encuerada arrullando a un bebé, aquella sala blanca que todavía antes del primer hijo estaba inmaculada se tuvo que ir a la basura, sobrevives de café frío y sobras de tus hijos (y ya ni te importa), los pantalones de maternidad siguen en tu vestidor y no precisamente porque estés pensando en embarazarte de nuevo, sino porque no hay ropa más cómoda que ésta, la selección de tu “outfit” es una combinación entre tu estado de ánimo, tu peso, y el montón de vueltas que tendrás con tus hijos y por último y no menos importante…todas las ideas que tenias sobre criar a tu hijo ahora se resumen en una nuevo mantra: FLUYE, lo que funcione está bien…in-guesu-madre OM OM OM
Y cuando por fin eres atrevida y piensas que ya dominas esto de la maternidad (déjame reírme un rato) o te embarazas de nuevo y lo que te funcionó antes, ya no lo hará o bien alguno de tus hijos ya ha pasado a un terreno nuevo y escabroso…la adolescencia y el juego amiga mía (glup) será reseteado y te darás cuenta que todavía no está todo dicho y que la mayoría de las veces no se puede criar a un hijo solamente estudiando sobre crianza, porque mucho de lo que hacemos, se trata de intuición, de las necesidades específicas de cada uno de nuestros chamacos y de nuestra capacidad para cubrirlas.
¿Qué si hay cosas que me hubiera gustado saber antes de ser madre pero a nadie se le ocurrió decirme o si me lo dijeron, ni los tomé en serio porque yo estaba segura que todo iba a ser como decía en los libros? Of course my darling… Te voy a dar solo una pequeña lista :
- La maternidad te cambiará. ¡oh si! Te cambia la vida.
- No hay día en que no quieras aventar la cuchara… ¿De dónde sale tanto cansancio?
- Tus prioridades cambiarán.
- No hay un guion para la maternidad, cada maternidad es diferente y lo que le funciono a una no necesariamente funcionará a otra madre.
- De alguna manera, aunque no lo creas te volverás mucho más organizada y productiva. (adaptación y sobrevivencia al medio)
- Llegará la crítica ajena por cada decisión que tomes -no es personal, es solo que muchas personas sienten esa necesidad de joderte la vida y ponerte a dudar si lo que estás haciendo es lo adecuado.
- La maternidad puede ser muy solitaria…tu círculo de amigos se reducirá constantemente
- Pasarás más tiempo del que te gustaría, tratando de encontrar el equilibrio
- No importa cuánto aprendas sobre la maternidad, algunas verdades te toman por sorpresa.
- Aunque digamos que no, vamos perdiendo algo de lo que fuimos y ahora poco a poco nos vamos convirtiendo en la mamá de…
- Cada día será diferente, tendrás nuevos retos, tu capacidad de asombra estará a mil porque siempre descubrirás cosas que no sabías…a veces no será importante, pero otras te recordarán a aquella mamá novata que creía saberlo todo.
- Tus hijos tendrás rasgos de personalidad que jurabas no tenías…y de pronto todo tendrá sentido.
- Habrá muchos días agridulces…pero te repondrás, ya sea con ayuda o con tantito shampoo de cariño…de ti, para ti.
- Tendrás que olvidar ir al baño sola o tomar un baño largo y reparador.
- Tu casa no estará tan limpia como lo estaba de recién casada…olvídate que duren los cojines en su lugar y por supuesto no importa cuántas veces recojas los juguetes o hagas que lo hagan, siempre hay una pieza de LEGO tirada o una Barbie sin cabeza en la esquina.
- Cerebrito de mamá … se te empieza a ir la onda…es más ¿qué te iba a escribir?
- No hay días libres…no hay manera.
- El miedo y la culpa son dos invitados no deseables que llegaron para quedarse desde que te enteraste de que estabas embarazada
- No importa que tan mastodontes sean tus hijos…siempre SIEMPRE serán tus bebés.
Que no te digan, que no te cuenten solo lo bonito de la maternidad según las revistas y las cuentas rosas de Instagram. Muchas nos hacemos mamás, pensando que todo será retador pero perfecto, pero después nos van cayendo los veintes: las cosas no siempre funcionan como los libros dicen, mucho es intuición, adaptación, reconstrucción, soltar y dejar ir muchas creencias y pensamientos heredados que no nos ayudan en nada con nuestros hijos. Dejar de glorificar o romantizar el ser sacrificadas, fluir (otra vez ese chingado mantra), y estar satisfecha con lo que hemos logrado en nuestra familia y con nuestros hijos, están los niños, sanos, comidos, felices y se sienten respetados y amados? ¡¿Sí?? ¡Pues entonces no importa la sala blanca toda puerca, el lego tirado, el café a medio tomar y el baño en compañía…porque vamos bien! ¡Lo estás haciendo bien!
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